… miles y miles y miles y miles y miles de ojos te miran, te escrutan, te examinan, te juzgan, cada mañana, cada tarde, a cada momento en el que accedes a ese mercado que es el mundo, donde todos exponemos nuestra mercancía: ira, odio, pena, llanto, tristeza y, fugazmente, alegría.
Una alegría esperanzada, una alegría marchita, una alegría juvenil, o una alegría cínica y desencantada, desencantada de tropezar con la realidad de un mundo cada día menos humano, en el que todos luchamos, sangramos, vivimos, reímos y soñamos un mañana mejor
Por que siempre habrá en mi mente un mañana mejor.
Por que siempre rezaré, soñaré, creeré, esperaré un nuevo día en el que el horizonte sea más lejano, y el cielo mas azul, y la noche mas estrellada, y tus labios mas cálidos, y tu cuerpo más profundo, y tu sexo más infinito, y el mañana de ese mañana todavía prometa otro mañana mejor.
...y siempre, siempre, siempre esperaré otro mañana.
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