Y un dia mueres,
hastiada,
cansada
de ese vacio que te invade
que abruma cada fibra de tu ser.
¿nunca has notado como un trozo de alma cae quedando para siempre anclada a un hecho, a un objeto, a una persona, a un momento?
Y mueres,
si,
mueres,
para renacer cual cristo crucificado por el peso de la vida.
En el centro de todo ser asfalto, pavimento negro y santo de toda alma...
Pero tus ojos no son los mismos:
es la misma pupila,
el mismo cristalino,
identico iris,...
pero al mirar en su fondo algo ha desaparecido,
tu alma no asoma al reflejo de cada mirada,
no alumbran sus destellos los rincones de mi alma cuando,
sonriendo, miras a mis ojos.
Y solo notamos el uno en el otro el vacio que produce habernos vivido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario